domingo, 1 de marzo de 2015

Día ciento ochenta y uno "sin él".

Hoy, por fin me he armado de valor para venir a charlar. 
Y en realidad sólo pretendo contaros una cosa; este blog se acabó.
Debí haber venido mucho antes (la última entrada se corresponde con el día ciento veintiseis sin él), pero supongo que me daba miedo. Me daba miedo lanzarme en el segundo uno y encontrarme con que al final del salto había caimanes esperándome.
Pero ya no hay miedos que valgan. Reniego de vivir asustada. Y si lo hago es porque... Lo conseguí.
Y a se lo conté a Charlie en las crónicas, pero ahora os lo cuento a vosotros, que habéis leído lo peor de mí, en mis momentos más bajos. Además, vosotros sois el cierre definitivo.
Llegó. El día de mi cumpleaños. La noche, más bien. Y mañana hace un mes de eso. Y creo que ha sido uno de los meses más felices de mi vida.
"Te amo".
Eran dos palabras, sin más. Pero han cambiado mi vida, por completo. 
No soy su novia, por mucho que ambos nos mostremos al mundo como tales. El "es complicado" es muy complicado para cualquiera que no nos esté viviendo.
Pero aunque este hecho me provoca cierta inquietud y desasosiego... Creo que es lo menos importante en este momento. Yo aspiraba a un sentimiento. A una mirada, a una forma de vida. Y por fin ha llegado. Y lo más importante de todo... No se ha ido, y no parece que vaya a hacerlo.
Y no os imagináis la sonrisa en mi cara al pensar en este hecho. Al recordar las muchas noches que no he podido evitar buscar que me lo recordase, me lo repitiese, que hiciera resonar en mis oídos la frase que me da la vida:
"Te amo".
Este blog ha terminado, porque por muy mal que volvamos a pasarlo, por muchos momentos en los que piensa que estoy alcanzando mi límite, o por mucho miedo que pueda llegar a pasar, sé dónde estamos. En la cima, en el punto más alto posible. En la felicidad verbalizada. 
En sus brazos.
Estoy donde quería estar, en el único lugar en el que me tengo sentido. Y no voy a dejar de luchar nunca por ello, vivir, en el sentido de sentir, tiene mucho que ver con nosotros.
Ha sido un placer no volverme loca sola.
Hasta nunca, de corazón.