El viernes fue... Mágico.
Después de tres días sin casi nada de él, encerrada como un león, y con las paredes estrechándose cada vez más, de repente, sus brazos. Mimos durante la cena, y al llegar a su habitación, uno de los mejores abrazos que me ha dado nunca. Largo, infinito, dulce y fuerte al mismo tiempo. Besos, más besos, sonrisas más anchas que la vía Láctea. Bailar One en su hombro mientras me tocaba como a su guitarra. La cama, charlar, reír, hacer el mongolo. Y cada vez que parecía que nos dormíamos, algo más nos despertaba.
"Te he echado de menos".
"Este es el mejor sitio del mundo, marte y júpiter".
Y... No sé cómo explicarlo, porque no hubo nada "especial", pero aún así ha sido de las noches más especiales que recuerdo con él. Tan.. Cerca. Joder, estaba tan cerca. De verdad, de ojo a ojo. Tanto que no parecía que se hubiese marchado.
Después se volvió loco, y yo con él, y maldito universo por hacer que me desangrase esa noche.
Y más tarde, su hombro, la oscuridad, y su brazos a mi al rededor.
El sábado, sin avisar y sin una pizca de ruido "¿quieres quedar? :)". Cómo para decirle que no. En qué situación hubiera sido yo capaz de negarme a eso.
Paseo hasta su casa. Paseo de invierno. Paseo de su mano. Paseo de lenguas que se hablan de verdad y de mentira. Aunque de mentira sea más de verdad que la verdad, por mucho que no se usen palabras. Su casa, el Lego Star Wars, piques, risas, cena y a correr. Pero a correr con él, cogida de su mano, sin pensar en soltarle por un instante.
Y en esa parada de autobus, su sonrisa. Mi-su sonrisa. Tan bonita... Una estrella fugaz, como un deseo de navidad. Ella. Él. Ese era mi deseo.
Y hoy.. Su carita sonriente en su mensaje, alegrándome la mañana gris.
Y ahora... Su mensaje gris, ennegreciendo mi día, mi ánimo, y mis ojos, que vuelven a tener goteras.
A estas alturas debería aprender a no ilusionarme, y menos aún por cosas que están por venir. Cuándo me va a entrar en los genes que no puedo dar nada por sentado joder.
Y aún así... Aún así me había ilusionado. Y ya no. Ni siquiera creo que sea culpa suya, y eso sólo lo hace peor. Y además, es bastante probable que le de bastante igual, y eso sólo lo hace bastante peor.
La duda, cuando le pido un "sí". Mi duda, de si la duda se reduce realmente al hacinamiento de tareas por cumplir. Mi miedo, a que no sea así.Sí, hablamos luego. Aunque implique que los diques últimamente secos revienten.
Siempre luego.
Vuelve...
No hay comentarios:
Publicar un comentario