viernes, 12 de diciembre de 2014

Día noventa y tres sin él.

Tenía guardados cientos de borradores en los que narraba lo alucinante que estaba siendo todo, pero nunca tenía tiempo de escribirlo, supongo que estaba demasiado ocupada como para sonriendo junto a él.
Pero a porrón, a porrón, ¿eh? Ha habido momentos increíbles en estas últimas semanas.
Increíbles hasta el punto de sentir que estábamos. Sin más.
Y sin embargo, hoy, vuelvo a arrastrarme hasta aquí. Supongo que este lugar tiene sentido cuando siento que no puedo aferrarme a nada más.
Ayer por la tarde estaba raro. Cercano, pero raro. Había momentos en los que volvía... Pero estaba raro.
Ayer por la noche fue feo. Dolió. Se cebó conmigo, y sólo cuando me vio estallar paró.
Ahora.. Se está cebando. Otra vez. Y estoy acojonada. Muerta de miedo. Puedo buscar miles de expresiones, y ninguna de ellas llegará a dejar patente el pánico que me inunda ahora mismo sin piedad. No puedo respirar. No puedo pensar. Sólo llorar, y tambalearme, e intentar que este boquete de angustia no crezca.
Y no voy nada bien
Me va a dar algo. En serio. Sé que esto sobre-reaccionando, que probablemente sólo esté agobiado y yo le haya agobiado un poco más, pero... ¿Y si no? ¿Y si ya se ha hartado? ¿Y si ya se ha cansado? ¿Y si pretende mandarme a la mierda... Otra vez?
Estoy acojonada. Muerta de miedo. Y no sé cómo salvarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario