sábado, 20 de diciembre de 2014

Día ciento uno sin él.

Se ha marchado, y tardará en volver.
Como premio de consolación, sus brazos, en su cama, de pura chiripa esta mañana. 
Como premio por idiota, preguntas vetadas sin respuesta:
"-Ya sé que tú no me vas a echar de menos, pero yo a ti sí.
-Jajajajajajaja".
"-Me da miedo que te marches y te olvides de mí. Ala, ya lo he dicho.
-Jjajajajjajajajjajaja".

El miedo corriéndome por las venas, de nuevo. En realidad me lo he buscado yo solita, poniendo a mis expectativas unos tacones que dejaban a la realidad hecha una canija. Es culpa mía, pero eso no va a hacer que este telón roto duela menos. Y lo que había escondido detrás, asusta, asusta a muerte.

Aún resuenan sus palabras en mis oídos "¿tú ves que ahora mismo haya algún signo de que me esté marchando? Pues ya está".
Dos días hacen, ni neonato. Y sin embargo, en esos dos días ha estado tan frío...  
Miedo, miedo en todas partes. Y de su parte, ni un mensaje. Viviría con un sencillo "hoy te he echado un poco de menos". Pero sé que no va a llegar. Esta vez metí la gamba hasta el fondo dejándome creer que las cosas iban bien, y ahora estoy pagando las consecuencias en noches sin dormir y lágrimas que se han apoltronado en mi cama. Pues muy bien, entendido. Me gustaría decir que de ahora en adelante no voy a esperar nada, pero sé que tiene tantas posibilidades de cumplirse como que al final del día haya conocido a Johnny Deep. 
Qué pena, hubiera sido bonito. 
Johnny, y tus palabras.
A diferencia de este día, que es horrible.
Y el miedo, que lo tengo pegado a la piel, dejando un olor horrible.
"-¿Crees en nosotros?
-Y yo qué sé. No tengo ni idea".
Peor que caerse desnuda en un glaciar abandonado a mil kilómetros a la redonda del mundo. 
Mucho peor.
"Si llega el momento de ponerle nombre... O si no llega.".
Todo mi ser se encoge pequeñito ante las infinitas posibilidades de dolor que arrastran esas palabras.
Me duele en el alma pero creo que ya no tiene sentido pedirte que vuelvas, sino que no te vayas. 
No volveré a dejar a mi esperanza libre. No hasta que verbalices que puedo hacerlo. Con dos palabras.
Ni permiso, ni premisas.Sólo su boca, por favor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario