miércoles, 17 de septiembre de 2014

Día diez sin él.

Ya ni las puertas me sobreviven. Nada lo hace, en realidad. Ni siquiera yo a este paso.
Estoy aprendiendo a vivir el día a día como nunca pensé que lo haría; con la seguridad de que puede que no haya un mañana.
Joder, joder, cómo le necesito de vuelta.

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