Ayer fue tan amargo y tan dulce que mi boca al final tenía un regusto salado.
Pero sus manos estaban ahí. De nuevo. Y de viejo. Y me miró de una manera que hizo el mundo un poco más soportable.
Hoy tuve miedo. La putipelirrosa no me deja del todo en paz. y sé que es una chorrada, pero si hay algo que se me dé bien, estoy segura de que tiene que ver con la autolesión emocional. Pero después caí de bruces en sus brazos. Sin preverlo, sin buscarlo, pero no sin quererlo. Supongo que las estrellas fugaces te cumplen el deseo cuando a ellas les apetece, y no cuando a ti te viene bien.
"Yo no comparto a mi marinita. Es mía".
"-Mejor contigo que solo.
-Suena a que te quedas conmigo porque no tienes nada mejor.
-Qué mal me malinterpretas, joder".
Cuando queráis, señoritas brillantes. Aquí sigo esperando(le).
Vuelve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario