lunes, 3 de noviembre de 2014

Día cincuenta y siente sin él.

Sujetarte a ti misma para mantener las distancias, para dejar respirar... Y que de repente sea él el que ter suelte las riendas, y te deje correr libre, y tu libertad tenga una sola dirección.
Hay dudas, claro que sí. Y amenazas putipelirrosas.
Pero aún recuerdo sus palabras "claro, prometimos que iríamos a París antes de tres años".
Tres. Años.
¿A tan largo plazo nos ve corriendo?
No puedo evitar subir más rápido que el oxígeno, porque toda yo soy aire, sin límites, con el mundo a mis pies.
Ayer fue tan dulce como un beso callado en los ojos del siglo XVIII, de esos de Jane Austen.
Hoy pinta una tormenta de arañazos y besos de esos que se pegan al alma.

Siguen grandes las dudas, pero avanza un pequeño latido.

Vuelve. 

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