El martes fuimos al gimnasio. Y ¡oh! Tampoco componía. Y estaba tan cachonda que ni siquiera importó realmente que estuviera desangrándome de mala manera. Y ahí estaba otra vez, "quédate a dormir". Y la penitencia por dentro al saber que no podía decirle sino que no, por mucho que me reventara todos los procesos vitales. Y bailando "My Sharona" en vinilo, le hice sonreír tan, tan bonito, que casi parecía mi sonrisa.
El miércoles amanecí, y estaba en su casa. "Buenas noches". Cuando desperté, estaba a mi lado. Y cuando volví a despertar, ahí seguía. Y cuando tuve que marcharme, a penas sí podía entre sus "no te vayaaaas, no te vayaaaas" susurrados con cara de dormidito y sus manos al rededor de mi pierna. Adoraba verle dormir, y ver cómo me sonreía al abrir el ojillo. Le adoraba. Por la tarde fui a buscarle a guitarra, con un chocolate caliente en la mano, y muchas ganas de besarle. Y luego Bakuman. Y de risas "¿quieres ir a cenar?" Cómo decir que no. Y frikerías y mimitos en el Burguer. Y miradas tan dulces desde el quicio de la escalera que pensé que Willy Wonka aparecería para pedirnos derechos de chocolate.
Hoy, en mi casa, en mi cama. Parpadear, y nada. Parpadear, y él. Mío. Conmigo. Ese sueño horrible, llamas, rubias, él, lejos. Despertar, y que estuviera ahí para fundirme con él. Su sonrisita dormida cuando le arrascaba y ni siquiera estaba despierto del todo. Su música de cocina. Sus besos, suaves, de dentro.
"-No deberías tener esos sueños.
-Tengo miedo, supongo que es lo que hay.
-¿Tienes miedo del sueño?
-No del sueño en concreto, del incendio y todo eso.
-¿Entonces?
-De que te marches, sí.
-Pues no deberías, idiota".
Volver de enfermerizar con niños, mientras escuchaba "thinking out loud", y llorar, mientras dejaba que el sentimiento de esperanza me llenase hasta las puntas de los pies.
"¿Puedo hipotéticamente interceptarte para darte un beso e irme con una sonrisita a dormir?"
Sin la hipótesis, él no pensó que fuera una pesada. Me besó entre sonrisas. Me rebañó un último beso. Y otro último beso. Y sonrió otra vez.
Y lo prometido es deuda, me voy a dormir con esa sonrisa y su olor en mis sábanas.
Vuelve...
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