Veía a Gaara echarse la mano al pecho, y gritar que aunque no le sangrase le dolía.
Veía al tío de Gaara diciéndole que hay heridas que a veces no se curan nunca.
Veía a Gaara gritando de dolor a los cuatro vientos.
Y sólo podía llorar, y pensar que lo que más necesitaba yo era gritar de aquella manera, sin preocuparme de absolutamente nada más que de intentar sacar esto que me consume por dentro, de alguna manera.
Y le veía llorar, hundirse y no volver a renacer.
Y sólo podía llorar, hundirme, y desear, con toda mi alma, volver a renacer.
Porque volver, siempre es hacia ti.
Vuelve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario