jueves, 30 de octubre de 2014

Día cincuenta y dos sin él.

Ayer salté.
Salté, sin más. Y sin nada.
Conseguí abrirme de par en par en vez de salir corriendo como llevo haciendo toda la vida.
Y sólo en el momento después en el que me miré en sus ojos, supe que no quería seguir corriendo. 
Nunca
más.

Hoy no fue un día sin él. Y ayer tampoco.
Drácula esperó eones por Mina. Puedo con esto. Y con todo. Siempre que sienta que volverás.
Y para bien o para mal... Así es.

Mañana es Halloween. Todo puede ser increíble... O que la balanza se joda hasta el punto de saltar por los aires.
No más bombas, por favor. 
Los atentados merman. Y se nota.

Pero siempre se puede seguir saltando. Siempre, desde más alto.

Vuelve..

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